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Así es Li, el primer Guardia Civil chino

En 2004 llegó a la academia de la Guardia Civil de Baeza, en Jaén: «Le debo todo lo que tengo a la Guardia Civil. Me da el pan de cada día y me siento español al 100 por 100»
Así es Li, el primer Guardia Civil chino
Hasta hace apenas unos días Li era un total desconocido hasta que la Guardia Civil decidió compartir su fotografía para demostrar la «multiculturalidad» que existe en el cuerpo. ‘El Mundo’ ha querido hacerle un reportaje al único agente de nacionalidad china en la benemérita, un cuerpo con 81.416 miembros donde también hay árabes o guineanos. «Tenemos más de diez nacionalidades y 1.127 agentes nacidos en el extranjero», apuntan. Pero el caso de Li es de lo más peculiar. «Le debo todo lo que tengo a la Guardia Civil. Me da el pan de cada día y me siento español al 100 por 100», explica este hombre nacido en la ciudad de Zhenjiang, con DNI español y que ha renunciado a su pasaporte chino.



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La multiculturalidad en la Guardia Civil ya no sorprende a los ciudadanos, todos vestimos el uniforme verde oliva y estamos a su servicio.



Sus padres decidieron venir a España en busca de una vida mejor cuando él tenía 6 años. Se instalaron en Madrid, donde sus padres abrieron un par de restaurante. Sin embargo, lo suyo era ser policía: «En China veía a los policías y soldados tiesos con sus uniformes y quería ser igual. De pequeño me ponía uniforme y correteaba con la escopeta», recuerda Li. Más tarde sus padres cerraron los restaurantes y se trasladaron a Gijón. Fue entonces cuando Li decidió dejar sus estudios de Empresariales en el tercer curso para convertirse en el primer chino en alistarse en el Ejército. Juró la bandera en 2001 y pasó a trabajar como ofimático en la base aérea de Getafe. 

Todo iba bien hasta que el 11 de marzo de 2004 todo cambió, cuando durante los atentados en Madrid no pudo actuar como quería. «Yo quería seguir opositando en el Ejército para suboficial, pero aquel día sentí impotencia al no poder hacer nada. Estábamos los militares allí encerrados sin poder casi ni donar sangre y fue cuando me di cuenta que tenía que ser guardia civil para poder ayudar a mi país. Muchos compañeros hicieron lo mismo», confiesa. De este modo, meses después Li se presentó a las oposiciones de la Benemérita, superando todas las pruebas excepto una, la altura: «En el primer reconocimiento midieron mal y decían que tenía 1,68. Así que recurrí y en el segundo reconocimiento ya conseguí el 1,70», explica. 

Finalmente en 2004 llegó a la academia de la Guardia Civil de Baeza, en Jaén. Recuerda que sus compañeros se sorprendieron al verle pero que no sufrió racismo: « Si me sorprendía hasta a mí, ¿cómo no les iba a sorprender a ellos? Si se sorprenden hasta los chinos cuando me ven ahora uniformado. En la academia me hicieron alguna broma, pero España no es un país racista». En la academia de Baeza dormía junto a 250 compañeros en un mismo barracón, hasta que en el 2005 fue enviado en su primer destino a Cataluña. Ahora, a sus 35 años, sigue centrado en su profesión como Guardia Civil y desea que en un futuro, sus hijos también entren en la Benemérita. Actualmente, Li vive en una vivienda en Fuenlabrada, Madrid, está casado con una mujer rumana, y tiene dos hijos, Martín y Sofía.

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