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La crisis de Telecinco deja sin trabajo a Terelu Campos y jubila al polígrafo Deluxe de Conchita

Doble acierto y aplauso para Telecinco: este fin de semana La Voz Kids ocupó el viernes noche con un espectacular 24,1% de share, dato que ya no consiguen los “belenazos”, y el Deluxe se movió al sábado con un aseado 15,5% de share, cifra con la que la cadena estrella de Mediaset lideró la noche y levantó su día más flojo en alrededor de tres puntos.

El traumático movimiento parece que ha conseguido el efecto esperado, pero el cambio ha dejado varios cadáveres tirados por la carretera. ¿Los más llamativos? Chelo García Cortés, Lydia Lozano, Terelu Campos, Gema López, Gustavo González o Jimmy Giménez-Arnau, que no tuvieron hueco en el estreno del Sábado Deluxe.
Especialmente doloroso parece el caso para Terelu, que ya perdió una colaboración semanal tras la cancelación de la edición dominical de ¡Qué tiempo tan feliz!, para Lydia Lozano, que no lleva demasiado bien no ser convocada en el programa del prime-time, o para Jimmy Giménez-Arnau, cuya única colaboración televisiva era hasta el momento aliñar ciertas entrevistas de madrugada con comentarios picantes.

Los que sí que tuvieron aparición estelar fueron María Patiño, Belén Esteban, Kiko Matamoros o Milá Ximénez, pesos pesados del programa. Aun así este cuarteto vio menguada su aportación porque la variedad de contenidos del estreno hizo que las maratones para ellos podrían haberse acabado. También podría pasarle factura a todos ellos que el Deluxe haya decidido virar hacia el mosaico de La Noria, hecho que ha conllevado una lluvia de nuevas caras hacia este universo.
Del estreno habría que destacar Pilar Rahola, brillante en cada intervención mientras era linchada vía Twitter por facturar en una cadena estatal tras tantos años de propaganda secesionista. La ex diputada de ERC fue de lo novedoso lo más positivo entre la nueva nómina de tertulianos, aunque también aprobaron David Valldeperas, más aseado que cuando le toca salir ante las cámaras a su apocado cuate Raúl Prieto, Carmen Borrego, ofertando más naturalidad que lo que dirigiere en familia y Nieves Herrero, Paloma Zorrilla y Carmen Tomás, correctas en su papel de portavoces del medievo.
¿Lo peor? Gabriel Rufián, metiendo con calzador frasecitas del tardofranquismo para mantener su prefabricado estatus conseguido en el Congreso. El diputado no se abstuvo de mantener una evidente cara de asco hacía el entorno, quizás por el eterno elitismo de su escudería. También merecieron no volver Fernando Sánchez Dragó, que tras medio siglo pisando charcos dice ahora que quiere la paz del jubilado. No le recordaron al escritor su espantá de El Gran Debate, programa al que tildó de “telebasura”. Ni Angie Cárdenas, exhibiendo escote y las sonrisas silentes  que le valen en el programa de su marido Arús, pero que ni le sirven ni le servirán en la Roma televisiva. También parecieron metidos con calzador Antonio Diéguez, billete regalado por su amigo Jorge Javier Vázquez, y Erik Putzkach, al que se le vio encantado de la vida chapoteando como representante español de los Ken humanos.
¿Entre los contenidos? Hubo de todo: lo mejor sin duda fue la desgarradora y brutal confesión de Alonso Caparrós. El presentador estuvo brillante, ya que no se guardó nada en el tintero para especular con la desagradable mercancía vital en el futuro. Entre lo más prescindible se encontró la entrevista a Lucía Bosé, con la que intentaron provocar las lágrimas del público sin suerte. Demasiado forzado y demasiada falta de ganas de la italiana, para la que no era el momento y seguramente nunca lo será. Para la que por ahora no habrá momentos es para Conchita Pérez, poligrafista en paro después de que Sálvame haya decidido jubilar el poco creíble cacharro, al menos por el momento. Kiko Matamoros, en la verdad desde el principio, lo notará en su bolsillo…
TAGS: ALONSO CAPARRÓS, SÁBADO DELUXE

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