Pedro J. Ramírez y Ágatha Ruiz de la Prada se reencuentran cara a cara para firmar su divorcio
Dentro de unos días, hacia el 14 de este mes de abril, Pedro J. Ramírez y Ágatha Ruiz de la Prada volverán a encontrarse cara a cara después de mucho tiempo sin verse ni tener contacto más que a través de sus abogados.
El encuentro tendrá lugar con el objetivo de firmar su divorcio, el último trámite que les quedaba para finalizar una relación de casi 30 años y un matrimonio de apenas unos meses.
El periodista y la diseñadora pusieron fin a su vida en pareja a comienzos del otoño, cuando el director de El Español le comunicó a su esposa que estaba enamorado de otra mujer, tal y como adelantó Infomalia. Agatha y Pedro J. se habían casado el pasado mes de junio, en una discreta ceremonia con la que legalizaban una relación de años y después de dos hijos en común.
En un primer momento, el periodista no dijo el nombre de la mujer por la que rompía su matrimonio, pero poco después posaba con ella y la presentaba en un acto público. Se trataba de Cruz Sánchez de Lara, una abogada feminista y especializada en Derecho de Familia y miembro del consejo del diario que dirige Pedro J.
A petición de la diseñadora, Pedro abandonó el domicilio familiar que compartía con Ágatha y sus dos hijos, y desde entonces vive con su novia, primero en casa de la abogada y desde hace semanas, en un piso que han comprado en el barrio de Salamanca.
En el proceso de divorcio, en el que los dos han estado de acuerdo en no ir a juicio, Pedro J. ha sido generoso con Agatha Ruiz de la Prada, dispuesto a darle todo lo que fuera necesario y queriendo evitarle sufrimientos, como aseguró tanto a sus hijos como a los abogados.
Por su parte, Agatha ha llevado la separación con tristeza y con un fuerte shockfísico y anímico; y a pesar de las buenas intenciones de su ex marido, no ha querido firmar los últimos documentos con los que los dos recuperaban su libertad, hasta ver con claridad el reparto patrimonial.
Ágatha se queda con la casa de Mallorca en Costa de los Pinos y con la vivienda familiar del madrileño Paseo de la Castellana, pero quería que pasara a nombre de sus hijos Tristán y Cósima y hasta que no han acabado esos trámites no ha querido firmar el divorcio. Con este punto final, Agatha quiere mirar hacia adelante y emprender una nueva vida social, personal y profesional. El verano marcará la recuperación de la nueva Agatha.
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